Karatu

Karatu es una población situada en Tanzania, al sur oeste de la ciudad de Arusha (Africa Oriental). Linda al norte con el Ngorongoro cráter, famoso Parque Nacional. Se trata de un volcán dormido, lleno de fauna salvaje que atrae a numerosos turistas de todo el mundo. Al sur linda con el Parque Nacional Manyara Lake. Entre estos dos parques el paisaje está formado por hermosas colinas y valles en los que se alzan los hogares de los habitantes de Karatu.

Karatu es un pueblo lleno de vida: hombres circulando en bicicleta, mujeres cargando bienes con asombrosa habilidad sobre sus cabezas y niños jugando en sus calles. La mayoría de los habitantes de esta región pertenece a la tribu llamada Iraqw, tribu tradicionalmente conocida por sus habilidades en la agricultura y el regadío.

Al estar situada en el circuito norte de safaris, Karatu es una puerta de paso hacia la zona montañosa de Ngorongoro. Esta región, famosa por su vasto paisaje y el puro café africano, es visitada por miles de turistas extranjeros cada ano.

Aunque la Tanzania rural pueda ser un lugar fascinante para visitar, sus habitantes se enfrentan a muchas dificultades y, desgraciadamente, los niños se encuentran con frecuencia en situaciones de gran riesgo.

Aproximadamente el 68% de la población de Tanzania vive por debajo del umbral de pobreza de 1,25 USD de ingresos diarios. El VIH está muy extendido, habiendo convertido en huérfanos a más de 1,2 millones de niños. Gran parte de la población busca un alivio en el alcohol, agravando aún más los problemas, con hogares destrozados y niños maltratados o abandonados.

A la mala situación económica se le suman la superstición y las creencias tradicionales que están profundamente arraigadas en la cultura. especialmente en poblaciones pequeñas como Karatu. La mala planificación familiar hace que los niños no deseados sean víctima de crueles abandonos y rituales supersticiosos como el dejar a recién nacidos en la jungla a merced de los animales, enterrarlos vivos o depositarlos en los vertederos locales.

Uno de los motivos más habituales es el de la vergüenza que recae sobre toda la familia cuando una mujer tiene un hijo fuera de los rituales matrimoniales. Esta «maldición» pone a muchas madres ante una disyuntiva desgarradora al nacer el bebé: bien quedarse con su hijo y aceptar la marginación social y familiar o bien abandonarlo para evitar la «maldición».